Piratas

La historia no les ha reservado un buen lugar. Casi siempre del lado de los villanos. Sobran ejemplos para mostrar sus miserias. Viles ladrones sin escrúpulos. Cobardes malandras que abusaban de los más débiles. Siempre deseaban la mujer del prójimo. Y quizá, como única muestra de fidelidad, se tatuaban su nombre en el brazo derecho. Jamás reparaban en la correspondencia de ese amor. Si resultaba por las buenas, era mejor. Caso contrario, situación que se repetía muy a menudo, la fémina en cuestión formaba parte del botín. Apostaban al paso del tiempo. Y contaban con el mar como aliado. Ni los pintores celestes, ni Hollywood contribuyeron con la imagen que nos fuimos formando de ellos. Parches en el ojo, patas de palo, barbas descuidadas. Salvo Errol Flynn en alguna película que mi mente extravió en el olvido, los piratas representaban seres despreciables. Y no sé si hemos sido del todo justos con ellos.

Existen algunas cuestiones que deberíamos intentar imitarles. Los tipos viajaban livianos. No por opción, sino por necesidad. Sus goletas o bergantines resultaban pequeños para transportar pesadas cargas. Debían ser veloces para escapar. No les quedaba otra opción que dejar el lastre por ahí. De allí las islas desiertas. Por eso los tesoros escondidos. Los inconclusos mapas que solían consultar, generalmente, pertenecían a otros piratas. La eficaz manera de protegerlos era dejar constancias parciales de cómo llegar a destino. A veces resultaba, otras no. Viajar liviano. Desprenderse del lastre. Valoriza el camino por sobre la importancia del destino final. Qué importa lo que dejamos en aquella isla. Importa el próximo puerto. Tanta carga nos hace tambaleante la marcha. Es verdad que, a diferencia de los piratas, no tenemos tanto apuro.

Hemos perfeccionado las maneras de escapar. Pero el equipaje que soportan nuestros hombros casi siempre pesa demasiado. Cuasimodos itinerantes con la joroba en el espíritu. Disminuir la carga otorgará alivio a nuestras espaldas. Erguidos podremos mirar el horizonte con más calma. Sin tanto peso. Sin tanto miedo.

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